El pasado 15 de octubre se cumplieron 25 años de la firma de la actual Ley del Deporte, la segunda que aprobaba el deporte español en democracia.
En abril de 1980, impulsada por el Gobierno de la UCD, se aprobaba en España la primera ley democrática del deporte del país que, no obstante, nació bajo muchas críticas de la oposición, que se comprometió a cambiarla cuando llegara al poder.
A pesar de que la Ley General de la Cultura Física y del Deporte estuvo vigente diez años, finalmente el gobierno socialista la sustituyó en 1990 por una nueva Ley del Deporte.
Una de las primeras referencias a la creación de una nueva ley fueron las declaraciones del secretario de Estado para el Deporte, Javier Gómez-Navarro, a principios de 1987 en las que mostraba su deseo de tramitar una nueva ley del deporte si continuaba en su cargo, pues consideraba que la legislación al respecto estaba anticuada.
Meses después de estas palabras, Gómez-Navarro desarrollaba en julio la creación de una nueva Ley del Deporte para el año 1989, algo que ya había avanzado en marzo de ese mismo año el ministro de Cultura, Javier Solana.
El gobierno trataba de crear una legislación que estableciera un nuevo marco federativo para controlar más eficazmente el dinero público, fomentase la lucha contra el dopaje, impulsara la conversión de clubes profesionales en sociedades anónimas y facilitara el éxito de los Juegos Olímpicos de Barcelona.
A pesar de que la idea era que la nueva ley viera la luz en 1989, los trámites parlamentarios fueron más lentos de lo previsto y la Ley no fue aprobada en el Congreso hasta el 27 de septiembre de 1990.
Los principales objetivos, dentro del ámbito del Estado y en coordinación con las Comunidades Autónomas, que finalmente se establecieron en la ley fueron los de fomentar la práctica deportiva y ordenar su funcionamiento, reconocer y facilitar la actividad deportiva organizada a través de estructuras asociativas y regular el espectáculo deportivo.
La ley hizo especial hincapié en el asociacionismo deportivo, destacando la controvertida creación de las Sociedades Anónimas Deportivas.
Además, se hizo referencia a la regulación de las federaciones deportivas, la educación física como materia docente, la protección de deportistas de alto nivel, las medidas contra la violencia en espectáculos deportivos y, por primera vez en una ley, la lucha y prevención contra el dopaje.
A pesar de que la actual Ley del Deporte parece que no perdurará mucho en el tiempo, tal y como han expresado distintas autoridades deportivas del país, lo cierto es que aún sigue siendo el marco legal vigente del deporte español, con sus distintas modificaciones, y la más longeva de su historia.