El 6 de septiembre de 1965 arrancaba en San Sebastián el Mundial de Ciclismo en pista, al día siguiente de finalizar los Campeonatos del Mundo de Ciclismo en carretera en la también localidad guipuzcoana de Lasarte.
Por aquel entonces, ambos campeonatos estaban relacionados y eran considerados como parte de una misma competición con distintas especialidades.
La Unión Ciclista Internacional anunciaba en el Congreso de Sallanches de 1964 que la siguiente edición del Campeonato del Mundo de Ciclismo se disputaría en San Sebastián. Las pruebas de carretera se desarrollarían en un circuito alrededor de Lasarte, mientras que el ciclismo en pista sería acogido en el nuevo velódromo de Anoeta que estaba en fase de construcción.
La ya célebre instalación de Anoeta se inauguraba días antes de la puesta en marcha del Mundial con la disputa de los Campeonatos de España de persecución y medio fondo. La instalación donostiarra fue obra del arquitecto alemán Herbert Schurman y contaba con una capacidad inicial de unos 8.000 espectadores.
Las pruebas en el velódromo de Anoeta se iniciaron con el buen sabor de boca que habían dejado los ciclistas españoles en la carretera donde conquistaron dos medallas de plata en la contrarreloj por equipos y en la carrera en línea amateur por medio de José Manuel Lasa.
El Campeonato del Mundo estuvo marcado por la lluvia, que obligó a variar el programa de competición puesto que el velódromo de Anoeta no estaba cubierto, algo que perjudicó a la asistencia de público.
Los aficionados españoles estaban pendientes de un hombre, Guillermo Timoner. El ciclista mallorquín buscaba en San Sebastián su sexto título mundial en la modalidad de medio fondo tras moto.
El medallero español lo abrió Miguel Mas, que se proclamó campeón del mundo amateur de medio fondo tras moto. El discípulo de Guillermo Timoner conseguía el primer título mundial español en categoría amateur.
El ciclista balear consiguió una gran victoria en la que se mostró muy superior a todos sus rivales, logrando doblar a todos a excepción del segundo clasificado.
Pero la gran alegría fue el nuevo título mundial de Guillermo Timoner. El ciclista español lograba su objetivo de proclamarse campeón del mundo por sexta vez. Timoner se llevó la medalla de oro tras dominar la prueba casi desde el principio y no dejar el primer puesto hasta la conclusión de la misma.
En la misma prueba, el también español Pedro Gomilla estuvo cerca del podio al finalizar en cuarta posición, mientras que José Escalas no pudo clasificarse para la final.
España cerraba los Campeonatos del Mundo de ciclismo en pista con dos medallas de oro, solo superado por los tres títulos que conquistó la Unión Soviética.