El 24 de diciembre de 1965, el Comité Olímpico Español acordó proponer la ciudad de Madrid como sede de los XX Juegos Olímpicos que se celebrarían en 1972.
Esta es la primera ocasión en la que la capital de España aspiró a albergar unos Juegos, sin embargo, no era la primera vez que el país presentaba una candidatura para acoger el mayor evento deportivo del planeta, pues Barcelona ya había realizado dos intentos anteriores en 1924 y 1936, aunque también se postuló para 1920 y 1940, pero perdería ambas votaciones ante París y Berlín respectivamente.
Aunque sería finalmente Madrid la ciudad española que intentaría hacerse con los Juegos de 1972, Barcelona fue la primera en postularse para la cita olímpica.
La idea de poder presentar una candidatura española de cara a los Juegos Olímpicos de 1972 surgió en la LXIII Sesión del Comité Olímpico Internacional que se celebró en Madrid en octubre de 1965, donde el propio presidente del COI, Avery Brundage, animó al máximo dirigente del Comité Olímpico Español, José Antonio Elola-Olaso, para que España acometiera una nueva intentona olímpica.
Fue la ciudad condal la que tomó la delantera a la hora de presentar oficialmente su candidatura al COE a finales de noviembre, cimentada en su tradición deportiva y experiencia olímpica.
Semanas más tarde, en un pleno celebrado en el Ayuntamiento de Madrid el 16 de diciembre, el alcalde de la ciudad, Carlos Arias Navarro, defendía una moción para presentar la candidatura madrileña, que fue aprobada por la Comisión Municipal de Gobierno. Ante el conocimiento de la opción barcelonesa, Arias Navarro defendía la decisión de su ayuntamiento en que era la capital madrileña quien mejor representaba a España y que era lógico que Madrid fuera la que asumiera la responsabilidad de luchar por los Juegos de 1972.
A pesar del entusiasmo de Arias Navarro, lo cierto es que la opción madrileña había nacido de forma un tanto precipitada, ya que el plazo establecido por el COI para la presentación de candidaturas finalizaba el 31 de diciembre, aunque finalmente fue ampliado hasta el 20 de enero.
Así pues, el Comité Olímpico Español disponía de muy poco tiempo para decidir si era Madrid o Barcelona la ciudad que debía representar a España.
Dentro del Gobierno de Franco, se veía la organización de unos Juegos como una gran oportunidad de promoción internacional y se puso especial interés en que fuera Madrid la ciudad elegida por el COE, no hay que olvidar que, en aquellos años, el Comité Olímpico Español tenía dependencia orgánica de la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes.
De esta manera, el COE convocó un pleno el día 24 de diciembre para elegir la ciudad candidata. Tal y como afirma en un estudio Juan Antonio Simón, la fecha y las circunstancias que envolvieron esta reunión, evitaron que algunos de los miembros que defendían la candidatura barcelonesa pudieran desplazarse hasta Madrid, por lo que la ciudad madrileña fue elegida para competir con Múnich, Montreal y Detroit para conseguir los Juegos de 1972, reservando a Barcelona la sede de la vela.
En apenas cuatro meses, la candidatura madrileña debía trabajar para convencer a los miembros del Comité Olímpico Internacional que la suya era la mejor opción para el movimiento olímpico.
Pocos días después de ser designada por el COE, Madrid, de manos del secretario de la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes, hacía entrega a Albert Meyer de un pequeño dossier con menos de 50 páginas para defender las bondades de su proyecto. En él se proponía la creación de un estadio olímpico, un velódromo descubierto, una piscina olímpica, un pabellón polideportivo o dos campos de tiro, además de una villa olímpica con servicios de comunicación y restauración. Por otra parte, la candidatura madrileña hacía hincapié en las condiciones climatológicas, el carácter de la población española y su programa cultural.
El entusiasmo que Madrid y el Gobierno español había puesto desde un principio en la candidatura se fue desvaneciendo poco a poco en los meses previos a la decisión del COI de la sede de los Juegos de la XX Olimpiada en abril de 1966 en Roma, de hecho, los rumores sobre la retirada de Madrid de la carrera olímpica se mantuvo viva hasta poco antes de la elección final.
En ausencia de Arias Navarro, fue Jesús Suevos, teniente de alcalde, el encargado de representar a Madrid en la ciudad italiana, sin embargo, parecía que el favoritismo de Múnich y las dudas de la capital española hacían muy escasas las opciones madrileñas.
Y los pronósticos se cumplieron. En la primera ronda de votaciones, Múnich se posicionaba en primera posición con 21 apoyos, mientras que Madrid y Montreal empataban en la segunda plaza con 16 cada uno y Detroit caía eliminada con tan solo 9 votos. Únicamente fue necesaria una ronda más de votaciones para que Múnich obtuviera la mayoría necesaria y fuera proclamada oficialmente como sede de los Juegos de 1972 ante el primero de los intentos de Madrid.